La primera intervención en obra fue para reorganizar la circulación interna. El propósito era crear un interior de diálogo continuo, con espacios equilibrados que fluyen a la perfección entre sí.

El vestíbulo se hizo para que fuera una introducción al apartamento y ofreciera un respiro tranquilo antes de dar acceso a todas las demás habitaciones. Dentro de este arreglo balanceado, las habitaciones fueron vestidas de manera óptima y mayormente simétrica, para complementar el flujo natural del apartamento.

La mayoría de los muebles fueron hechos a la medida, en colaboración con talleres colombianos.

Esta casa encarna un sentido de solidaridad, respeto y refinamiento, destilando las cualidades perdurables de estas tipologías clásicas y reimaginándolas de una manera contemporánea.

“El ambiente de una casa debe reflejar la personalidad, carácter, emociones del cliente y, sobre todo, debe hacerlo feliz. Este proceso toma tiempo y se construye capa por capa”.